10/27/2025

Al diseñar una PCB, es fácil centrarse únicamente en los requisitos funcionales, el factor de forma y el coste. Pero hay una dimensión crucial que a menudo se pasa por alto en las primeras etapas: cómo se probará la placa. Ya sea que estés preparando una producción de alto volumen o construyendo lotes más pequeños, la testabilidad nunca debe ser una idea posterior.

Por Qué el Método de Pruebas Importa Desde el Principio

Diferentes tipos de pruebas eléctricas requieren diferentes decisiones de diseño, y la forma en que se planifica la testabilidad puede influir significativamente no solo en la validación, sino también en la escalabilidad y mantenibilidad del producto.

Tomemos como ejemplo las pruebas paramétricas. Son fundamentales para detectar cortocircuitos, circuitos abiertos o componentes mal colocados—especialmente en configuraciones automatizadas como bed-of-nails o flying probe. Desempeñan un papel crítico no solo en la verificación de la calidad del ensamblaje, sino también en la identificación temprana de fallos eléctricos, antes de alimentar la placa o pasar a pruebas funcionales.

La elección del método depende en gran parte del volumen de producción, y ya debería influir en tu estrategia de diseño, ya que cada enfoque conlleva sus propios requisitos físicos y de distribución:

  • Para las pruebas bed-of-nails, ideales para producciones de alto volumen, se requieren tamaños de pad consistentes, se debe evitar la serigrafía sobre los puntos de prueba, y con frecuencia se necesita un soporte mecánico para evitar que la placa se doble.
  • Para configuraciones flying probe, preferidas para volúmenes pequeños o medianos, las redes accesibles deben estar distribuidas espacialmente y deben evitarse agrupaciones densas de componentes para mejorar el acceso de las sondas y la cobertura de pruebas.

Más allá del coste o del rendimiento, estas pruebas desempeñan un papel crucial en la verificación de la integridad eléctrica antes de las pruebas funcionales o el despliegue. Omitir la testabilidad en el diseño suele conducir a retrabajos innecesarios o limitar lo que el fabricante por contrato puede verificar.

Pruebas Funcionales y Conocimiento de la Arquitectura

Las pruebas funcionales—que verifican si la placa cumple con su propósito previsto—requieren un conocimiento más profundo del producto. Estas pruebas pueden implicar alimentar la placa, simular entradas y verificar salidas.

Ahí es donde las cosas se vuelven más complejas: si el producto incluye firmware, regulación de energía o cadenas de señal, los diseñadores de prueba necesitarán un conocimiento detallado de la arquitectura para diseñar un fixture de prueba adecuado. Además, las pruebas funcionales no siempre detectan componentes pasivos faltantes o incorrectos, especialmente en dominios digitales de potencia, donde, por ejemplo, la ausencia de un condensador de desacoplo puede no provocar un fallo inmediato.

Si ya sabes que realizarás pruebas funcionales al final del proceso, considera cómo interactuarás con la placa:

  • ¿Hay conectores adecuados disponibles?
  • ¿Puedes cargar el firmware directamente?
  • ¿Existe suficiente visibilidad en los nodos críticos?

Estas preguntas deben abordarse antes del layout, no después.

Alinear las Decisiones de Diseño con la Estrategia de Pruebas

Los mejores resultados se obtienen cuando la estrategia de prueba y la planificación del layout evolucionan de forma conjunta. Si planeas usar flying probe en los primeros lotes, distribuye los puntos de prueba y evita marcas de serigrafía obstructivas. Si se utilizará un fixture bed-of-nails, se necesitará un posicionamiento adecuado de los pads y un diseño compatible.

Dependiendo de la industria y del tipo de producto, es común—y a menudo necesario—combinar pruebas paramétricas y funcionales. Sectores como el automotriz, el militar y la automatización industrial suelen requerir altos niveles de fiabilidad, donde identificar fallos eléctricos y verificar el comportamiento real son igualmente importantes. Realizar ambos tipos de pruebas garantiza una cobertura más amplia.

Más allá de considerar ambos tipos de pruebas, los equipos de diseño también deben equilibrar la testabilidad con otras prioridades. Diseñar para la testabilidad a menudo se superpone con Design for Manufacturability (DFM) y Design for Assembly (DFA). Mientras que DFT puede requerir puntos de prueba expuestos o vías dedicadas, DFM/DFA puede priorizar la eficiencia del espacio, las rutas térmicas o la accesibilidad mecánica. Estas necesidades no siempre entran en conflicto—pero cuando lo hacen, una compensación intencionada es mejor que un compromiso no planificado.

Anticiparse Marca la Diferencia

Diseñar para la testabilidad a menudo implica compromisos. Las restricciones de espacio, la miniaturización, los requisitos mecánicos o incluso la estética pueden limitar el número o la ubicación de los puntos de prueba. En estos casos, fabricantes contratados con experiencia pueden compensar utilizando equipos avanzados—como depuración JTAG, fixtures funcionales personalizados o un enfoque alternativo, como el firmware de auto-test. Estas soluciones pueden cerrar la brecha, pero normalmente implican coste adicional, tiempo o complejidad.

Por eso, planificar la testabilidad desde las primeras etapas del diseño siempre es la mejor opción. Te permite mantener el control, reducir riesgos y preservar la eficiencia, evitando correcciones de última hora que puedan ralentizar el time-to-market.

Las pruebas no son algo que ocurre al final—comienzan desde el principio. Desde decidir entre pruebas paramétricas o funcionales hasta alinear la estrategia de prueba con el volumen de producción, las decisiones de diseño tomadas al principio determinarán la facilidad y el éxito de la verificación posterior.

Ya sea que estés validando un producto de alta fiabilidad o un prototipo de entrega rápida, integrar las consideraciones de prueba en tu diseño no es opcional—es la manera de reducir riesgos, mejorar el rendimiento y acelerar la salida al mercado.

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